jueves, 9 de agosto de 2012


Lo primero y lo último


Lo primero:

Una corriente eléctrica, libre, certera y dolorosa afectando todo a su paso en su camino a la felicidad. Energía, ritmo, tortura y sensación. La piel se enchina, los vellos se erizan, una gota de agua fría recorre la espalda de abajo hacia arriba hasta explotar en la base de la nuca y detrás de las orejas. Esa emoción cuando algo increíble te acaba de ocurrir, cuando algo hermoso te acaba de asaltar la mirada, algo parecido al final de alguna obra de Tchaikovsky.

Luego...

Un café. Específicamente: un frappuccino doble, algo de esencia de té chai (Chai por sí solo significa Té, en realidad es Masala Chai), hielo de más, un poco de crema y algo de canela gentilmente espolvoreada en la cima. El aroma es increíble, se mezcla con el gas de los escapes de los autos cercanos y con el olor del asfalto recién húmedo por la lluvia de madrugada. Se mezcla con el periódico recién impreso, con el jabón barato con el que tallan las banquetas, con la canela, el dulce del chantillí y el café. Se mezclan el aroma del plástico del envase en el que sirvieron el frappuccino y la servilleta que lo envuelve. El pegamento con el que unieron las fibras de papel de la servilleta. El aroma del jabón de mis manos que se desvanece conforme surca el firmamento nuestro calcitrante sol. La ropa tiene sus propios aromas: detergente cáustico pero fresco, el suavizante cálido y maternal, las fibras de algodón y quizá algo de poliéster al ser acariciadas por el viento-smog de la capital, el humo que atrapa del puesto de elotes cercano, el picor de las salsas y el perfume que dejó él al abrazarme.


Entonces;



La agitación, el latido rápido de corazón. Cuando se huye de un perro rabioso, cuando estás a punto de quedarte sin tiempo para hacer esa entrega que no se repetirá jamás, cuando sabes que alguien está en peligro o que algo fatal está a punto de ocurrir. Diferente a esa agitación cuando te dan un beso sorpresa, una caricia loca, una mirada furtiva o una sonrisa no solicitada de la persona que menos esperabas. Similar a la agitación de un examen sorpresa, de un castigo o de un regaño.
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.Y lo último:



La calma y la violencia. Mientras lees esto, quizás en cama, alrededor de 7 000 000 000 de personas mueren, lloran, ríen, odian, enfurecen, abrazan, festejan, bailan, gritan, reflexionan, nacen, mueren, desean, añoran, idolatran, voltean, escuchan, huelen, observan, aman o no aman. El palpitar del núcleo candente de La Tierra.Todo comprimido en el segundo más insignificante del mundo, y al mismo tiempo: el segundo más importante del universo. Un beso. Y entonces: sueño.

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